En amézola encontramos un barrio en plena transformación de usos. Había sido un barrio industrial en el entorno de las vías del tren (Feve) y de la estación ferroviaria, y un clásico barrio obrero al otro lado de las vías de tren. Vimos la oportunidad de renovación de este tejido urbano en transformación de barrio industrial a urbano, apoyado en dos grandes operaciones urbanísticas de gran calado y que suponían el cerramiento de dos grandes cicatrices urbanas que separaban Rekalde, Las playas ferroviarias de Ametzola y la vía FEVE que dividía Ametzola de Rekalde.
Nuestra búsqueda se centra en estos edificios industriales ya en desuso. El objetivo era hacer una pequeña Comunidad de Vecinos y realizar una autopromoción de las viviendas, a modo de cooperativa. Ajustándose a las necesidades particulares de cada comunero y a precio de coste (con la crisis que rondaba y ronda el Estado, era la única opción).
Buscamos a los posibles comuneros y evaluamos las distintas posibilidades de suelo.
Sobre el suelo elegido hicimos un proyecto básico en el que plasmamos las necesidades de cada familia, y fuimos a consultar con las administraciones la problemática urbanística y de gestión. Suelos contaminados, mapa acústico, urbanización, unidades de aprovechamiento… todo aquello que iba a influir en el precio de coste final de la obra. Juntamos toda la información normativa estatal y municipal y empezamos a trabajar las plantas con cada comunero y elaborar el proyecto ejecutivo.